domingo, 22 de noviembre de 2009

Montevideo de las baldosas rotas


Mantengámonos en el siniestro

Pero sólo en su duplica, fuera del descontrolado fuego

Optemos por su oscuridad antigua

De gente sin aire matinal ni luz lunar

De uniformes grises salpicados de café y espanto

Planificando feriados y velorios


Mantengámonos vivos porque en baldosas rotas seremos y levitaremos Montevideo tan jodida y resentida como el barro color de su río, costumbres de brisas portuarias

Tus murallas y caminos empapelados de boletos y listas de políticos embusteros

De afiches coloridos de eventos pasados

Invitaciones a la transformación parcial de su rumiante lucha contra sí misma


Ciudad alergénica, te espío desde mis ventanas

Desde mis terrenos sensitivos diseñados por tus mentiras

Hoy: sólo malas versiones de lo que quisiste ser

(Ómnibus aburridos y fatigados

Pronostico de la repetición tóxica, de tu música tosca y aparatosa)

Culpa de tu soberbia europea

y tu vergüenza criolla

Azote cotidiano del trabajo de nuestra herida

urbana, líquida y envasada

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