martes, 24 de noviembre de 2009
2009 (Such is fucking life!)
Te cuento que los pájaros absurdos de mis antiguas mentes, en su mecánico transitar, suben cerca de mis inmóviles vitales, durante todo aire muerto pasado, dejando reposar las penas en una fuente oxidada de olvidos y enfermedad.
domingo, 22 de noviembre de 2009
Montevideo de las baldosas rotas
Mantengámonos en el siniestro
Pero sólo en su duplica, fuera del descontrolado fuego
Optemos por su oscuridad antigua
De gente sin aire matinal ni luz lunar
De uniformes grises salpicados de café y espanto
Planificando feriados y velorios
Mantengámonos vivos porque en baldosas rotas seremos y levitaremos Montevideo tan jodida y resentida como el barro color de su río, costumbres de brisas portuarias
Tus murallas y caminos empapelados de boletos y listas de políticos embusteros
De afiches coloridos de eventos pasados
Invitaciones a la transformación parcial de su rumiante lucha contra sí misma
Ciudad alergénica, te espío desde mis ventanas
Desde mis terrenos sensitivos diseñados por tus mentiras
Hoy: sólo malas versiones de lo que quisiste ser
(Ómnibus aburridos y fatigados
Pronostico de la repetición tóxica, de tu música tosca y aparatosa)
Culpa de tu soberbia europea
y tu vergüenza criolla
Azote cotidiano del trabajo de nuestra herida
urbana, líquida y envasada
martes, 10 de noviembre de 2009
Rock Rollinga Cabeza
Sólo faltó una cosa: la vereda de enfrente…”
J. L. Borges
(perdón)
Ciudad imperial llena de cabezas con sueños
aquietados por temor al hambre
vendiendo para poder comprar razones
que les permitan levantarse al día siguiente y seguir ofertando
aquellos residuos sólidos urbanos,
que casi sin notar el feroz funcionamiento,
formarán otras ciudades habitadas por
cabezas nuevas, dispersas, peligrosas
programadas por sofisticados laboratorios de guerra tangueros
sobreviviendo para que les autoricen a desear comprar razones
para levantarse al día siguiente y seguir estando… ahí nomás, una cerquita de la otra
(cabezas y ciudades)
esperando – putiando - asfaltando - repitiendo
El riesgo es maquina de paz y sus caricias revelan cicatrices de gran ciudad
Entonces, las nubes no advierten ninguna tormenta capaz de detenerla